lunes, julio 26

un esfuerzo



A esta altura del verano la ciudad recibe hasta 100 000 visitas por día. Turistas ansiosos que se concentran en la Plaza San Marcos, guía en mano bajo el sol intenso, haciendo colas inciertas y tratando de sacar  fotografías o comprar recuerdos. Para alguien que tiene la posibilidad de ver estos espacios como paisaje cotidiano es inevitable ver las aglomeraciones como una ocasión desperdiciada.
De la Plaza San Marcos hay mil cosas para decir, libros de historia y arte han tratado por todos los medios de describirla y analizarla en cada una de sus partes. Pero todos los estudios conducen siempre a una verdad que pocas veces se menciona. Este lugar no es mas que un vacío, una vacío maravilloso que se construyó lentamente atravesando siglos. Si quisiéramos dar fechas a los personajes que aquí participan podríamos decir que la Basílica empezó su evolución desde el 828, el Palacio Ducal ya  imponía su presencia en el 1300, la Procuraduría Vieja llegó a fines del 1400, la Nueva un siglo después y último, el capricho del ala Napoleónica en el 1800. Una danza de siglos para formar un espacio con una idea única y constante transmitida de generación en generación. La Plaza no es mas que un espacio para el hombre, un lugar para observar y  ser observado, para conversar encontrándose, para caminar sin tiempo, para  el placer de un buen vino o la conciencia de una melodía bailada. El mensaje es tan claro que a veces se pierde en el ruido que hace el querer descifrarlo. Un susurro escrito en piedras, mosaicos y mármoles extraños: al centro no está la religión, ni el poder, ni la política o la leyes . Al centro va uno mismo y el espacio es una invitación exclusiva a ser protagonista del tiempo propio. Entonces para dar una oportunidad a semejante hazaña, vale la pena el sacrificio de levantarse muy temprano, para anticiparse a las multitudes o esperar a la noche tarde, cuando las sombras se multiplican y la danza de los siglos sigue el ritmo de las orquestas. Un esfuerzo absolutamente razonable para centrarse en una escena memorable.

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