sábado, julio 2

vacaciones

por aquí,en el hemisferio norte, comenzó el tiempo de las vacaciones y Venecia está lista a recibir el turismo de todo el mundo . Misteriosos acuerdos y "actualizaciones" hacen que los precios suban uniformemente  en hoteles, bares, restoranes y hasta en los kioscos...la novedad inminente es el "impuesto a la estadíía" que será de uno a cinco euros por día (según la cantidad de estrellas del hotel en cuestión). A nadie preocupa mejorar, cambiar o renovar nada, el turista será una víctima que deberá pagar el derecho a la belleza y si no le gusta que se retire...hay otros cientos que quieren venir.
Yo miro el desarrollo de la estación y pienso con nostalgia en la noche blanca del 18 de junio. Porque las calles venecianas son siempre un buen lugar para caminar, encontrarse, charlar o tomar un aperitivo en una noche de verano. Pero si además una gran cantidad de espacios se vuelven improvisamente públicos y abren su arte a quien quiera apreciarlos... la sensación colectiva de pasarla bien se vuelve instantánea. Por una noche la dirección general quedó en manos de la Universidad Ca'Foscari, que creó una fiesta variada para cualquiera que quisiera participar. Museos abiertos y gratuitos, música en los campos, visitas guiadas interesantes, proyecciones sobre algunas fachadas y el paisaje a disposición de la curiosidad de cada uno.
 Muchos pensarán que la clave única fue que los museos no cobraban entrada, pero en realidad había algo más: las especulaciones económicas y las intrigas habituales se distrajeron por una noche y Venecia pudo ser un marco ideal para recibir un turista informado, que no se concentraba en San Marcos sino que seguia su entusiasmo por todos los barrios eligiendo en el mapa los eventos de su interés. Un logro de la "publicidad "que se ocupó sólo de informar qué había para ver , dónde estaba y cómo llegar. Un concepto simple pero que resulta incomprensible para los que usualmente trabajan en el gran negocio turistico de una ciudad "de arte" italiana.

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