lunes, agosto 23

en obra

 Agosto trajo, con cierta prepotencia, mucho trabajo y tareas de remodelación en casa. Dos cosas muy buenas pero que arrasaron con mi tiempo y las posibilidades de ocuparme del blog.
En Venecia hacer cualquier cosa tan simple como pintar, arreglar paredes y cambiar algunos muebles puede ser mucho más complicado de lo que pueda parecer. Y si a esto sumamos Agosto, mes de vacaciones, la tarea se vuelve casi una misión imposible. Para los materiales se cuenta con las ferreterías (ferramenta) que suele tener de todo pero en envases pequeños y a altísimos precios. Sino hay que ir a tierra firme, y a continuación conseguir un carro o barco que nos traiga los materiales a destino. Si el trabajo es mas grande los materiales vienen directamente en barco y en ese caso hay que tener suficiente dinero y permisos, de obra y de transporte que se obtiene después de una larga lucha con las burocracias correspondientes. Obviamente todos nos arreglamos como podemos, arrastrando cosas por los puentes , empujando cajas sospechosas y molestando a todos los amigos cercanos. En la ferretería del barrio ,como de costumbre abrí una cuenta provisoria, fui comprando lo que hacía falta y al final, acuerdo con los números para negociar el descuento general (que depende de la voluntad del ferretero, de si somos clientes frecuentes  y si le caemos simpáticos). Por suerte es uno de los negocios que mas frecuento en mi vida y mis conocimientos de arquitecta resultan sorprendentes y simpáticos (parece increíble pero no están acostumbrados a que una mujer conozca materiales y herramientas).
El traslado de la nueva biblioteca (regalo de una amiga, gracias!!!) fue con mucho esfuerzo, un automóvil, un carro, una barca, y unos 32 grados constantes que nos obligaron a unas cuantas cervezas. Tres días de traslados ,cuatro personas cada vez y finalmente los modulos amontonados en casa. De ahí en más los trabajos en una especie de Tetris dónde cada cosa se movía solo cuando otra le daba lugar, un encastre que cada tanto se anudaba impidiendo cualquier movimiento. El color de la pared no pudo ser,  la màquina que prepara los colores se rompiò ,el técnico estaba de vacaciones, una semana de espera... y harta del desorden todo se resolvió en un blanco "y listo". La ausencia total de angulos rectos, entre las paredes, entre paredes y techo o piso (mi edificio es del 1670) trajeron los imprevistos del caso, pero con ingenio se fue resolviendo todo.
Capítulo a parte la eliminación de los viejos muebles. La opción principal era llamar al "Comune" y pedir que vengan a retirarlos. Me daban cita para septiembre y teniendo en cuenta que vivo en 50 metros cuadrados la presencia simultánea de lo viejo y lo nuevo paralizaba el trabajo. La opción popular es sacar las cosas a la calle, ponerlas en algún rincón y esperar que a alguien le sea útil y se lo lleven. Desde ya que esta opción no esta permitida, pero con sentido común, buena intención y un poco de cuidado la "rotación " de muebles en la ciudad siempre funciona bien. Yo misma he encontrado gran parte de mis pertenencias con este sistema y todavia me enternece cuando veo por allí una aparato abandonado en una calle con un carteilito que aclara:"funciona".
Los trabajos se realizaron rigurosamente en los horarios permitidos ( de 9 a 13 y 16 a 19) para evitar ruidos molestos de taladro, sierra, martillo y  vecinos quisquillosos. Las bolsas de basura (ya que estamos, tiramos lo que no sirve) fueron grandes y rigurosamente separadas para reciclar, el plástico, el papel, los metales y todo lo demás que no se  sabe cómo clasificar. Para cada tipo de material hay días asignados y si no es el día que corresponde la bolsa queda allí con el peligro de la multa correspondiente (vale la pena recordar que la recolección de residuos se hace fundamentalmente a mano y a pie, adjunto foto).
Casi casi está todo listo... y fundamentalmente más alto, fuera del alcance de las posibles inundaciones; una comodidad, un lujo, que hasta ahora no había logrado.
 Esta noche descansaré aliviada con la misión cumplida, instalada mas cómoda en medio del laberinto de agosto.

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