domingo, enero 23

de vuelta



Volver a Venecia después de un viaje es siempre un placer. Ante todo el encuentro, con la seguridad de los lugares conocidos, el tiempo de la costumbre y los rincones de las manías personales. Pero eso le sucede a cualquier persona en cualquier  ciudad...  Venecia concede algo más... una conciencia de cuerpo suspendido entre las aguas, de lugar extremamente privado, una intimidad que protege. Alguien alguna vez habló de ciudad-útero y en realidad la imagen es justa. Por eso a la vuelta parece imprescindible revisar las calles , controlar los campos , medir las secuelas que dejaron las crecidas , las nevadas... y ponerse al día con las últimas noticias locales. Un rito natural un reconocimiento del territorio, casi animal, posible gracias a los limites contundentes de una isla.
Hoy sopla viento Bora, viene de los Balcanes y arrastra hasta aquí los fríos Siberianos. Cero grados, sol a pleno y un aire seco que los locales definen "frizzante" (gaseoso, burbujeante). Un buen día para salir de expedición, a procurarse las provisiones invernales, saludar amigos, tomar spritz y esperar que el alma se acomode en la impresión calma de volver a casa.